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das Mystische 2.1

Las facultades especulativas

Las facultades especulativas

Los labios, en aquel punto exacto, me hicieron perder el conocimiento; así siempre, pensé: así toda la vida. Cuando cerré los ojos, busqué angustiado los apuntes de Física y el Discurso sobre el espíritu positivo de Augusto Comte. No hace falta tanto para perder la razón, me dije; este puede ser un buen momento. Me sacan los ojos, pensé, y luchan encarecidamente para que vea con los ojos de otro; me dicen que puedo ser feliz en la superficie, pero no me dicen nunca que vivo en el agujero. La actualidad es un lugar donde nada ni nadie debe quedarse dormido. Es preferible acomodarse, dejarse llevar por el viento. Siempre muy despierto; no es aconsejable perder el conocimiento, no conviene quedarse dormido. Al volver, pensé, nada habrá cambiado; al despertar, la sangre no es la misma, nosotros no somos los mismos, y cuesta demasiado desacostumbrarse.

FUNDAMENTO:

Recuerdo a Juana de Arco y me pregunto por la ecuación humana. Dicen que tuvo un orgasmo mientras ardía, camino del cielo.

Javier Esteban.

En otro día de recuerdos.

2 comentarios

Enrique -

La sangre sería entonces una de las muchas almas del cuerpo, pero entonces ya no deberíamos hablar de "alma", sino de otra cosa. El "alma", el fantasma en la máquina del que habla Pinker, es sólo un dogma que sobrelleva su pesada carga ética, una vieja concepción de la naturaleza sepultada bajo kilos y kilos de estudios neurocientíficos.

Al despertar, la sangre no es la misma porque, posiblemente, en el devenir, se ha contaminado.

Buenas tardes, aquí en el rompeolas.

pini -

la sangre es el alma del cuerpo, dice Manuel Vicent (cuerpos sucesivos).

al despertar, dónde habrá ido a parar la tuya si ya no es la misma?

qué cuerpo estará habitando?

buenos días, Enrique.